Historia de Morillejo

A día de hoy no hemos conseguido documentar el origen del pueblo adecuadamente. Las referencias más antiguas se refieren a la aldea de Murel que debía ser un poblado precedente a Morillejo, al pie del río Tajo, sobre el que se alzaba el llamado puente de Murel que permitía el paso a Carrascosa.

 

El puente de Murel es posible que fuera parte de una vía romana entre Valeria y Segontia (Siguenza), que compartiría parte del trayecto con al vía Segontia-Segobriga, que se bifurcaría, precisamente al norte del Tajo. Existen varias hipótesis sobre el origen del puente, datándolo algunas en la época romana altoimperial, mientras que otras consideran que las estructuras que aún quedan visibles del puente son de época islámica.

Referido a la época de la construcción del paso, Dª Luisa Alcazar en su Estudio El Puente de Murel, Nº 19, 1992, (Revista de Estudios de la Institución Provincial de Cultura de Guadalajara), propone el origen romano del puente, apoyándose en el análisis del arranque del estribo que se conserva en la orilla de Morillejo (en la foto). El hallazgo de una estela sepulcral rio abajo del puente y datada en la segunda mitad del siglo I d. de C. avalaría esta tesis, e induciría a pensar que al amparo del puente residieran algunas familias romanas, y probablemente después visigodas y más tarde musulmanas. Quizás fueran alguno de esos enclaves el embrión de Morillejo.

 

Lo que parece fuera de duda, es que la zona era atravesada por importantes calzadas romanas que, en muchos casos, utilizaban el puente para salvar la barrera natural que suponía el río Tagus (Tajo), y que pondrían en comunicación esta zona con los dos “Conventus” Jurídicos a los que perteneció en distintas épocas: hasta el siglo III d.C. a Caesaraugusta y a partir de esa época a Cartagonova.

Según L. Alcazar (1992, N. 19 Revista ya citada) en época visigoda, esta zona también fue atravesada por vías de comunicación entre Recópolis y otros importantes núcleos. Y en la etapa musulmana conectando ciudades como Santaver, Molina y Albarracín, así como Huete o Cuenca con Atienza y Medinaceli. Siendo área fronteriza, no sólo entre musulmanes y cristianos, sino entre los reinos cristianos de Castilla y Aragón. Lo que induce a pensar que fue escenario de numerosas batallas. El puente contaba con cinco pilares, algunos restos han permanecido en la orilla de Morillejo y aún hoy pueden contemplarse.

(Foto del arranque del puente -a la derecha- y de dos de los pilares derruidos)

Del puente de Murel se desconoce la fecha en que fue derribado, hay quien apunta a que ocurrió durante la guerra de la independencia en 1811, sin embargo, como podemos leer en un interesante estudio de Juan Luis López Alonso, en la revista Atienza de los Juglares, número 92, abril 2017, hay dos documentos históricos que indicarían lo contrario:

En primer lugar, un protocolo notarial del Concejo de Arbeteta para ganar una Real Provisión ante el Consejo de Castilla para la corta de pinos. En él, el Concejo, Justicia, Regimiento y Capitulares de la Villa de Arbeteta, juntos y congregados en sus Casas Consistoriales el 19 de octubre de 1758:

“Dezimos que hallándose esta dicha Villa en la prezisión de hacer una casa mesón, por no haberla en ella, y andar los trajinantes pidiendo de merced que los recoxa, que tal vez no encuentran, de que se les ocasiona notable perjuicio, como el reedificar la puente que dicen la nueva, situada sobre el río Taxo que se halla destruida, y sin paso así para caballería que transita a la Asamblea a la Ciudad de Sigüenza, como a los trajinantes a toda tierra de Soria, Vilbado y otras partes, llevando el atraso de tener que rodear por tierra áspera para ir a la Villa de Trillo, tres leguas distante,…”

En este protocolo se comprueba que no había puente sobre el Tajo, aguas abajo del término de Arbeteta, hasta Trillo. Lo que hace pensar que el puente de Murel no estaba, ya entonces, en uso, años antes de la Guerra de la Independencia.

 

Y en segundo lugar, en la obra anónima “Apuntes de la vida y hechos militares del Brigadier D. Juan Martín Díez El Empecinado, por un admirador de ellos”, editado en la imprenta Villalpando de Madrid, en 1814. En esta obra se escribe: “cortaron los franceses el puente de Pareja y el de Trillo, quemaron el de Valtablado, todos sobre el río Tajo; y el único que dejaron sin destruir por aquella parte, que fue el de Auñón, colocaron destacamento fixo y una batería”. No menciona en ningún caso que arrasaran con el puente de Murel, ni que quedara en pie, seguramente porque ya entonces estaba inutilizado.

Por otra parte, el puente de Valtablado al que se refiere el texto que fue quemado, no es el actual, junto al pueblo de Valtablado, si no uno aguas más abajo, en el término de Arbeteta y no muy lejos de Morillejo, desde donde había camino de herradura hasta él.

 

Este puente, también llamado El Escalerón, estaba ubicado en un estrechamiento del río, y de cuyos restos queda gran parte del petril en la margen izquierda (orilla de Morillejo y Arbeteta, como se puede apreciar en la foto), sobre el que descansaban las vigas maestras que se asentaban directamente sobre la roca, elevada unos 5 metros sobre el estiaje, en el otro lado del río (orilla de Oter).

 

El Escalerón, conocido por los antiguos de Morillejo como el puente de los franceses, fue de uso habitual por El Empecinado y sus tropas.

Las primeras referencias escritas sobre Morillejo se encuentran en la documentación de la Orden Cisterciense, cuando la aldea fue donada para "engrandecer el Señorío del Monasterio de Santa María de Óvila". Éste fue fundado por Alfonso VIII en 1175 en el poblado de Murel y trasladado en 1186 a la rica heredad de Óvila, donándole Murel o Muriel, Mureliego o Morillejo, (...) amén de otras importantes pertenencias casi todo ello dentro de la jurisdicción de Atienza", tal y como refleja Layna Serrano en su obra Historia de la Villa de Atienza.

Parece evidente que la comunidad cisterciense estuvo al menos cinco años viviendo en Murel, en la casa que había construida, sin edificar monasterio propiamente dicho, porque se pensó desde un principio trasladarse a Óvila. El hecho de que Murel era una simple aldea “de la que quedan vestigios de pocas y míseras viviendas, entre las que no se percibe ni rastro de edificación conventual, más grande y sólida que aquellas, por provisional e incompleta que fuese” no obsta para que sirviera de albergue provisional mientras se construía el nuevo monasterio. Así queda constatado en la documentación, y así aparece en la bula de Lucio III en 1182 donde se otorga al abad Pedro y demás monjes “que vivían vida monástica en Santa María de Murel”.

En 1220 el abad Fernando González se quejó a Fernando III de haber usurpado los vecinos de Murel y Morillejo una tierras propias del monasterio en la granja o vega de Azagrón (actualmente denominado Azadrón), rehusando restituirlas. El monarca ordenó su devolución, so pena de incurrir en graves penas.

 

Pero la gran cuestión que mantuvo en sobrealto a los monjes y que destruyó en gran parte su hacienda fue la de los términos de Murel y Morillejo, que les había dado el fundador, pero de los que fueron apoderándose los vecinos, sin que sirviese de mucho las confirmaciones reales y una carta de amparo que había concedido Alfonso XI en 1326 contra las intrusiones y demasías de las gentes de la zona. Parece que Fray Esteban, el primer o segundo Abad, hizo una escritura de concordia con veinticuatro vecinos con que pobló Morillejo, estableciendo las rentas y la sumisión que debían al monasterio.

También se pueden encontrar referencias escritas a Morillejo más tarde, durante el reinado de Juan II (1406-1454), se sabe que no se podía pasar por el puente de Murel y, aprovechando tal circunstancia, el alborotador Lope Vázquez de Acuña, ayudado de su tío el arzobispo toledano don Alfonso Carrillo, se apoderó y quedó dueño de Morillejo y Murel, lo mismo que de otros lugares de los contornos, pero luego volvió a la pertenencia de los monjes del Monasterio de Santa María de Óvila, en la que aún se mantuvo varios siglos.

 

Existe documentadión que acredita que siendo Abad Fr. Ignacio, canónigo de Sigüenza, se repobló Morillejo, llegando incluso a costear la edificación de casas, aunque poco después vino un juez real y desposeyó de él a los monjes.

 

En 1576 reclamó el monasterio la posesión poniendo demanda al duque de Medinaceli, que parece que la tenía entonces, pero los vecinos del pueblo alegaron la prescripción, que negaban los monjes. Se tramitó el pleito en la Chancillería de Valladolid, pero estando Morillejo al otro lado del Tajo, pasó después a la de Granada, donde aún estaba viva la contienda 65 años después, en 1641.

 

En la Edad Moderna ya no aparecen referencias al puente con la denominación de “Murel”. Por aquella época, Murel era ya un despoblado, y según Layna Serrano, las contiendas habidas durante el siglo XIV y todavía más en el XV, determinaron la despoblación de Murel y de Mureliego (Morillejo), siendo definitiva y total para Murel.

En cambio Morillejo fue repoblado. Así, a finales del siglo XV Fray Ignacio Collantes, Abad comendatario del Monasterio de Óvila se preocupó de la repoblación de Morillejo y de la malparada hacienda del Monasterio, hasta conseguirlo gracias a sus saludables medidas.

 

La relajación de las santas costumbres monacales en Óvila se acentuó alarmantemente, llegando al extremo en 1465, por no existir abad nombrado, se encargó de la administración de Óvila don Juan López de Medina, arcediano de Almazán y Vicario de Sigüenza. El expolio se efectuó de manera tan acelerada, que hasta los vecinos de Murel y Morillejo, impunemente, se adueñaron de las tierras que la Orden tenía en sus términos.
 

En Las Relaciones Topográficas de Felipe II (fruto del estudio de Ranz Yubero y López de los Mozos publicado en 1996) se hace alusión a Mureliego , depende de Murel (Sotoca, Aum.) (II, 411) 1175, y Murelium, (Sotoca, Aum.) (II, 412) 1186, que se piensa puede hacer referencia a Morillejo. Algunas teorías afirman que el onomástico Muriel viene del irlandés Muirgheal ("mar  brillante"), sin embargo la creencia mayoritaria apunta que viene del aragonesismo "muro" con pérdida de la  "-o" por influjo mozárabe y que toma la forma diminutiva del mozárabe "-iel".

A finales del siglo XVI se sabe por una sentencia de la jurisdicción de la ciudad de Cifuentes que el puente de Murel requería de constantes reparaciones y hacía insostenible su mantenimiento, quedando finalmente cortado el paso, menoscabando la economía de los pueblos próximos, como Morillejo, ya que no había tránsito de ganado, ni de bienes, ni de gentes. El Duque Juan Luis de la Cerda (al frente del ducado entre 1575 y 1594) reparó el puente “hiço un edifiçio que le costó muchos ducados en la dicha puente, que es quatro çepas de sillería bien fundadas, pues casi se están en su punto; y cuando las hiço el paso por encima de ellas de madera, la qual duró hasta que con el discurso del tiempo se corrompió la madera, y acabada jamás se ha usado más de ella”.

 

Según el censo de la época, en 1530 Morillejo contaba con 19 vecinos y 69 habitantes, evolucionando en 1591 a 28 vecinos y 101 habitantes.

Hay también referencias de Morillejo a principios del siglo XVII, también relacionadas con el uso del puente que continuaba derruido, ya que con las guerras de Sucesión hubo importantes contingentes de tropas que cruzaron por el puente de Trillo, y más tarde en 1752 los vecinos de Morillejo, ante “interrogatorio severo” que hubieran de firmar bajo juramento en presencia del Abogado de los Reales Censos, no informaron de que el puente se pudiera utilizar. Sin embargo en 1799 ya existía un molino (Sello Ayuntamiento Consistorial Morillejo 1876)            harinero movido por las aguas del Tajo, que ocupaba parte del estribo de la margen derecha.

 

Hacia 1750 Morillejo perteneció a Cuenca, y luego pasó a la provincia de Guadalajara. Durante la guerra de La Independencia, El Empecinado mandó conducir hasta aquí 4 cañones para evitar que cayeran en manos francesas, tras la batalla que tuvo lugar en Cifuentes el 12 de junio de 1811.

 

En 1838 aparece otra referencia a Morillejo en el Boletín Oficial de Guadalajara, por el que el Escmo. Sr. Capitan General de castilla la Nueva debe permanecer en Trillo durante la temporada de Baños para proteger su establecimiento, acordando esta Diputación Provincial que por dicho tiempo se constituya aquella villa en cabeza de Cantón, a cuyo efecto se designan 6 pueblos, entre ellos Morillejo, para que proporcionalmente contribuyan con las cincuenta raciones diarias de vino, carne y pan haciéndolo en especie y de ninguna manera en trigo.

 

El 14 de enero de 1970 la entidad local de Morillejo se extingue y su territorio se incorpora a Trillo.

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