La Semana Santa en Morillejo se acompaña con torrijas, que aquí suelen ser de leche, miel o de vino; y con el potaje de vigilia, siempre los viernes de cuaresma, con sus garbanzos, su bacalao y sus espinacas, respetando la prohibición de la Iglesia de no comer carne durante ese periodo.
Es una semana de hondo sentimiento religioso que comienza con la misa y procesión del Domingo de Ramos, y las de Jueves Santo y Viernes Santo, que también son tradicionales en Morillejo. Y que culminan en la procesión del Encuentro del Domingo de Resurrección.
En la madrugada del sábado al domingo, tiene lugar la tradición del Judas, el apóstol que delató a Jesús por treinta monedas de plata y, arrepentido, tras la aprehensión de éste, se ahorcó esa misma noche.
Para escenificar esa traición, las mozas, se ocupan de confeccionar un muñeco con ropas viejas, relleno de paja o periódicos usados y por cabeza un botijo desportillado y viejo, y cuando no hay a mano, cualquier esfera que semeje una testuz. Los mozos del pueblo, por su lado, se ocupan de cortar un chopo, las más de las veces demasiado alto, y lo portan hasta la plaza Mayor de Morillejo, donde lo enderezan para que haga de palo del ahorcado. El pelele que representa a Judas quedará colgado en la punta del mismo, y allí ha de quedarse hasta que al medio día del Domingo de Resurrección, sea descolgado y quemado
La Fiesta del Judas es muy habitual en los pueblos de La Sierra de Guadalajara y La Alcarria, a pesar de su marcada religiosidad, algunos autores la enraízan en tradiciones ancestrales de origen pagano, que se celebraba en primavera y representaba la renovación, por eso el fuego, siguiendo el ciclo natural. Otros, dicen que simbolizaba la purificación de lo malo, deshaciéndose y olvidándolo en la hoguera, dejando paso lo malo a lo bueno, la oscuridad a la luz. Tradiciones, en cualquier caso, que se integraron en el cristianismo, cuando este se extendió por la Península Ibérica.
La Semana Santa tiene su culmen el Domingo de Resurrección, cuando se celebra la Procesión del Encuentro. Las imágenes del Niño Jesús y la de la Virgen salen de la Iglesia llevando recorridos diferentes, pero paralelos, por las calles del pueblo, para confluir ambos en la Plaza Mayor. De este modo se escenifica la Resurrección de Jesús, y durante el encuentro de las imágenes se cantan Las Albricias, preciosa rima magistralmente interpretada por una coral de mujeres, que concluye con la retirada del manto de dolor de la imagen de la Virgen, y con el retorno de ambas imágenes en procesión, esta vez juntas y por el mismo recorrido, hasta la Iglesia de Morillejo.
Los Mayos es una fiesta primaveral, de orígenes ancestrales y compartidos en muchos pueblos de la geografía española, se celebran en la noche del primer domingo de Mayo, dando comienzo poco antes de las 12 de la noche y prolongándose hasta la madrugada. La tradición dicta que la rondalla del pueblo, junto con los mozos, recorren el pueblo dedicando a la puerta de cada doncella del pueblo, canciones y rimas populares y tradicionales, y que en Morillejo se dice “ir a rondar a las mozas”. En la parada de cada casa, normalmente se recibe a la ronda con rosquillas, dulces, aguardiente y churú (el licor típico de Morillejo). Esta tradición ha sido recuperada en los últimos años por al Asociación de Amigos de Morillejo.
La patrona de Morillejo es la Inmaculada Concepción, así que entorno al 8 de diciembre se celebran las fiestas patronales. Con motivo de las mismas, y aprovechando que el día 6 también es fiesta nacional, el pueblo vuelve a llenarse de gentío en esas fechas.
El centro de la celebración religiosa es la Misa, con la imagen de la Inmaculada, y su salida en procesión. Tanto a la salida de la Iglesia, como en las distintas paradas que hace la procesión a lo largo del recorrido, se subastan las andas de la Virgen. Una vez anotadas diligentemente las pujas, cada adjudicatario carga sobre sus hombros la imagen que continua el recorrido de la procesión y finaliza con la entrada en la Iglesia. La rondalla de Morillejo, conocida allende la provincia de Guadalajara, acompañará de música la Eucaristía, según la disponibilidad de sus componentes, que no son sino, voluntarios del pueblo.
Las tardes se llenan de actividades que la Asociación Cultural de Amigos de Morillejo y la Comisión de Festejos dedican a los más pequeños y a los que no lo son tanto. Podéis consultar los programas de los últimos años que hemos recopilado en la sección de “Carteles de Fiestas” de la galería de fotos de esta web.
Las noches del fin de semana son el escenario de grupos musicales y charangas, esta vez sí profesionales, que amenizan la celebración, bajo la carpa que se instala en la Plaza de Arriba, para suavizar las extremas temperaturas que suelen acompañar esos días.
Cuando más concurrido está Morillejo es, con certeza, durante las fiestas de San Roque, y los días precedentes. Aunque la celebración religiosa está centrada en el día el 16 de agosto, festividad de San Roque, también se celebra La Asunción de la Virgen el día 15, con Misa y Procesión por el pueblo, atesorando la gran devoción que se profesa a la Virgen en Morillejo. El día 17 se celebra San Roquillo, si bien es cierto que esta última ha perdido predicamento de unos años a esta parte.
Esos días los actos culturales, taurinos, infantiles, deportivos, religiosos, y de entretenimiento y celebración se suceden en el calendario de Morillejo. Buena cuenta de ellos se reflejan en la sección de “Carteles de Fiestas” de nuestra web. Las calles del pueblo se adornan con guirnaldas, gallardetes y banderolas, y de noche, con ornamentos luminosos. La Procesión de la Virgen y del Santo con la subasta de las andas, y de las ofrendas (normalmente productos propios de la tierra: uvas, miel, vino) merece la pena vivirlos. La colaboración de los vecinos en la logística y la contribución a un ambiente festivo, hacen que sean unas fechas señaladas para quien se siente ligado a este pequeño rincón de Guadalajara.
Esta festividad cristiana, puede tener su origen, como en otros ejemplos, en ritos pre-cristianos, recogiendo en este caso la celebración del final de la cosecha. Una vez hecha la siega del cereal, que en esta zona suele ser más tardía, y puesto el grano y la paja a buen recaudo, los ancestros de Morillejo disponían de más tiempo, sin labor en el campo, y se entregaban al descanso, la celebración y el agradecimiento a antiguos dioses por la recolección que garantizaba un año de alimento. La Fiesta de la Cosecha, uno de los rituales más antiguos de la humanidad, aún se celebra en algunas partes del mundo, y puede que no fuera extraño a los campesinos originarios de Morillejo.
Antigua foto de la Subasta de las
ofrendas en la procesión de San Roque
En otras localidades de la zona se sabe que la celebración de San Roque hunde sus raíces en el agradecimiento del pueblo a la intercesión sanadora arrogada al Santo. Durante el siglo XVI toda la comarca fue asolada por epidemias, con especial virulencia la de la peste. Cuando ésta remitió, los fieles consagraron iglesias, erigieron ermitas y fijaron la celebración del Santo como fiesta mayor.
En Morillejo, como en muchas partes de España, es típico hacer torrijas en Semana Santa, la gran peculiaridad de la comarca, probablemente sea que aquí además de hacer las torrijas de leche o de miel, también se hacen de vino.
Las gachas con harina de almortas, a la que se le añadían torreznos y chorizo, era una comida propia de pastores con gran valor energético y gran remedio contra los días fríos de apacentamiento en las tierras de Morillejo. También se hace aquí la variante dulce, las gachas dulces o puches, que se aderezaban con canela y azúcar, y con trozos de nueces.
Siguiendo con los dulces, las rosquillas son otra de las laboriosas recetas de nuestra repostería, que aún hoy, se siguen haciendo con la receta tradicional, que de padres a hijos, ha ido salvando el olvido. Y como no, el alajú típico también en Morillejo, seguramente por la influencia y proximidad a Cuenca y su pasado en esta provincia, es una torta hecha a base de almendras, pan rallado y tostado, y miel bien cocida, cubierta con dos obleas por ambos lados.
Nuestra miel es, con diferencia, la mejor materia prima que se produce en nuestra tierra, incorporándose a la dieta como endulzante alternativa al azúcar, en tostadas, café con leche, yogur, y por supuesto, en multitud de postres. No es raro que te lo recomienden como eficaz remedio contra el catarro y la carraspera invernal.
El churú es un licor exclusivo de Morillejo, se elabora con aguardiente y mosto de uva natural, se deja reposar y se trasiega cuidadosamente, hasta que el poso se pierde y queda un licor claro y trasparente, de un suave color carmesí. En las populares rondas nocturnas, que junto con la charanga o la rondalla de turno, recorren el pueblo, es habitual que se ofrezca el churú (que no txurú) a quienes no se atreven con el aguardiente blanco de Morillejo, de muchísima más graduación.
También la limonada, elaborada con gaseosa, limón natural azúcar y con el vino tinto de Morillejo, que le da su peculiar color rojizo, y la diferencia de cualquier otra receta, es una bebida típica de Morillejo cuando el calor aprieta.
La ensalada de repollo natural con tomate, también de la huerta, triturado, con poco aliño de sal, aceite y ajo, es otra de las saludables y deliciosas recetas que se esconden en las cocinas de este pequeño pueblo.